Suponiendo que elijamos la primera opción, el pollero os divide las alitas en dos partes y calculáis unas seis por persona. Las extendéis sobre algún plato y les ponéis sal y pimienta molida por ambos lados. Si están un par de horas macerando sabrán mejor.
Las podéis hacer en la freidora con el aceite muy caliente, hasta que queden doraditas; y si tenéis ganas de trabajar y mancharlo todo, lo hacéis en una sartén. Salen mucho mejor, pero ya sabéis que tiene sus pegas. Luego va a tocar limpiar todo ese desastre, porque se mancha todo con el aceite caliente que salta de la sartén. La receta de alitas de pollo se aplica en muchos restaurantes de España y es muy popular incluso como tapa.